domingo, 30 de enero de 2011

De enfados y venganzas

Pues la verdad es que llevo unos meses bastante enfadado... o mejor podía decir defraudado, si hay algo que especialmente me cuesta perdonar es la traición, y me cuesta tanto perdonar la traición que puedo asegurar que la traición si alguna vez la perdono, jamás la olvido porque creo que quien te traiciona una vez, aunque sea porque está manipulado por alguien te va a traicionar dos o tres o las que hagan falta.

Traicionar a alguien, que te confía una cosa, un secreto, un proyecto, es algo ruin, pero mucho más es hacerlo por la espalda y más aún intentar ocultar que lo has hecho. Todo esto de lo que hablo es propio primero de una falta de personalidad enorme, segundo de una inmadurez infinita y por último de ser un cobarde, cosas todas estas que unidas para que mentir, me demuestran que esa persona tiene que estar lejos de mi si o si. En mi vida no caben ni mentirosos, ni falsos, ni traidores y ni mucho menos cobardes, porque una persona cuanto menos tiene que ser fiel a su personalidad, a sus principios, tiene que reconocer sus errores y asumirlos. Si no es así, no eres más que un pitraco de la sociedad, que tan sólo vales para que te manipulen y que careces de criterio propio.

En esta traición no hablo de de diferencia de criterios, que las puede haber, es más que son necesarias y que enriquecen; en esta traición hablo ni más ni menos que de mentiras, de falta de criterio y de falta de valor para reconocer un cambio de criterio por manipulación, que la hay y mucha y que le traerá muchos problemas, más y todos los deseo yo. Y podemos pensar que cuál es la diferencia entre la falta de criterio y el cambio de opinión; pues muy fácil, cuando una persona tiene un criterio propio, no toma decisiones a la ligera, no da respuestas inmediatas y tampoco se arrima al Sol que más calienta en cada momento, mantiene un criterio propio salvo que encuentre razones evidentes para el cambio de opinión, cosa que en caso de producirse es de personas inteligentes, que no es el caso, y en ningún momento se intenta de ocultar el cambio de opinión, porque esa cambio de opinión que se ha hecho por convencimiento, es motivo de orgullo y en ningún momento se debe de ocultar por vergüenza o por miedo a no sé que...

Pero como he indicado anteriormente el cambio de criterio que acabo de mencionar no es por ninguno de esos motivos sino por ser una persona, conformista, cobarde y manipulada. En fin que la vida es larga y a cada uno lo pone en sitio, yo ya he elegido que el mío está lejos de esta persona, que más que odio, me da pena.